Big Data para Pymes

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Se entiende por Big Data el almacenamiento, tratamiento y análisis de ingentes cantidades de datos gracias a infraestructuras o herramientas técnicas sumamente potentes y rápidas. De ahí que este término suela definirse o relacionarse con las llamadas tres V: volumen, velocidad y variedad. Incluso, hay quien habla de una cuarta V, la del valor que los datos pueden llegar a alcanzar en plena era de la información; y de una quinta, la de variabilidad por las múltiples interpretaciones que cabe hacer de la información disponible.

Para los gigantes de los negocios, aprender a sacar partido de toda la información que manejan, e incluso de la que manejaban inconscientemente, ha supuesto toda una revolución en la forma de entender el mercado y sus estrategias. Han aprendido, que analizando la información de que disponen pueden no sólo adoptar decisiones inteligentes para sus negocios que minimicen los riesgos implícitos, sino predecir el comportamiento de los mercados y consumidores, mejorar la imagen de su empresa, diseñar o rediseñar sus productos, saber cuál es el momento idóneo para lanzarlos al mercado o mejorar sus inversiones, entre otras ventajas.

Tanto es así, que no dudan de la rentabilidad de invertir en la infraestructura necesaria para el proceso de explotación de la información, en la creación de departamentos dedicados única y exclusivamente a analizar el potencial de esta información y en la contratación de los que ya llaman los profesionales del futuro, los “data scientist”.

Sin embargo, si bien es cierto que las técnicas de Big Data pueden llegar a ser altamente complejas y elaboradas, este concepto no es exclusivo de grandes empresas con fuerte capacidad de inversión. Quitémosle al concepto que acabamos de definir la primera de sus V características, la de volumen. Nos daremos cuenta de que es perfectamente trasladable y operativo en el ámbito de una pyme.

La mayoría de empresas, independientemente de su tamaño, tiene a su disposición más información de la que cree y, si no es así, podría obtenerla.

Información procedente de la navegación on line de sus clientes, de su comportamiento en los perfiles de red social de la empresa, de la interacción con ellos a través de los canales que se hayan implementado o, simplemente, de las propias transacciones realizadas. Estas son sólo algunas de las fuentes de donde poder extraerla.

Lógicamente, una pyme no maneja el mismo volumen de información que las grandes corporaciones pero eso no significa que la que maneja carezca de valor. Del mismo modo, este tipo de empresa no va a realizar este análisis a la misma velocidad, pero tampoco lo necesita: no avanzan al mismo ritmo.

¿Por qué no puede entonces una pyme poner en marcha sus estrategias de Big Data?

Es más, no sólo puede, casi puede decirse que debe ir aprendiendo a ponerlas en marcha, a manejarlas, pues son las nuevas reglas del juego. Más tarde o más temprano, tendrá que conocerlas y sacar partido de ellas para no ser excluida de la partida.

Dos son los grandes inconvenientes que hasta ahora se le han presentado a las pequeñas y medianas empresas para poder poner en marcha su pequeño Big Data. El primero de ellos, es la falta de recursos técnicos con los que llevar a cabo el almacenamiento y tratamiento de la información. Sin embargo, los proveedores están reaccionando y ya se encuentran en el mercado varias soluciones de almacenamiento de la información e inteligencia empresarial o Big Data a presupuesto pyme. Incluso, hay cierta información, como la relativa a la navegación web, que no requiere de una herramienta o infraestructura específica para ser analizada.

El segundo inconveniente es de carácter legal. ¿Cómo tratar esta información?, ¿Es legal este análisis de perfiles y comportamientos?, ¿Dañará mi reputación corporativa? Cualquier pyme adecuada a la normativa de protección de datos que trate la información de forma respetuosa con los principios que impone la normativa que protege este derecho podrá llevar a cabo estos tratamientos sin demasiada dificultad pero, por si acaso, puede que convenga llamar la atención sobre algunos aspectos de este tratamiento de datos:

– Si nuestro análisis se va a centrar en los comportamientos y preferencias personales, es decir, si vamos a elaborar perfiles, debemos ser transparentes con nuestros clientes informando de nuestro propósito de utilizar la información con dicha finalidad y con la intención última de mejorar nuestros servicios, y por supuesto, no podemos utilizarla para finalidades diferentes. No sólo es legalmente obligatorio informar del tratamiento que se va a llevar a cabo de la información personal sino que mejorará nuestra relación con el cliente, reforzando su confianza.

– Cuando contratemos servicios relacionados con el almacenamiento o tratamiento de la información, seamos diligentes a la hora de elegir de proveedor comprobando que cumple todos los requisitos necesarios para prevenir, en la medida de lo posible, cualquier pérdida o robo de la información de nuestra empresa que podría llegar a dañar nuestra reputación corporativa o poner en riesgo la continuidad de nuestros negocios.
Asimismo, comprobemos la ubicación geográfica del servidor donde se almacenarán los datos. Así podremos evitar la transferencia internacional de datos hacia países que no cuentan con un nivel de protección de la información adecuado y los correspondientes trámites ante la Agencia Española de Protección de Datos, o bien, adaptarnos y cumplir con ellos.

– Utilicemos toda la información de que disponemos y planteémonos si necesitamos más, pero no perdamos el norte. Demasiada información obstaculizará el tratamiento de la misma y vulnerará el principio de calidad de los datos, según el cual, sólo debemos recoger los datos pertinentes, adecuados y no excesivos en atención a la finalidad para la que son recogidos.

– Asimismo, es muy diferente analizar la información para mejorar nuestros negocios, la calidad de nuestros servicios o adaptar nuestra estrategia de mercado a cualquier fluctuación del mismo, que invadir la intimidad de nuestros clientes. No debemos olvidar que hay un aspecto ético en el tratamiento de la información de nuestros clientes que debemos respetar si no queremos perder su confianza.

– Por último, es sumamente importante distinguir que los datos personales no son lo realmente valioso de la información recogida, sino los gustos, preferencias, hábitos y patrones que ésta nos muestra.
La disociación o anonimización irreversible de la información es una alternativa muy recomendable, práctica y jurídicamente segura que nos permitirá manejar la información con mayor facilidad y conservarla de forma indefinida. Una correcta disociación de la información la excluirá del ámbito de aplicación de la normativa en materia de protección de datos.

Y tan importante como todo lo anterior, es pararse, pensar, hacerse las preguntas adecuadas, ir poco a poco mejorando los aspectos de nuestra empresa que consideremos deficientes y reevaluar la información obtenida en función de cada objetivo que nos propongamos. Una única interpretación no ofrece respuestas válidas a todas las preguntas de nuestra empresa.

Vía Microsoft